HISTORIA DEL TALLADEGA SUPERSPEEDWAY

El Talladega Superspeedway es un óvalo triple de 2,66 millas situado en Lincoln, Alabama. Construido en una antigua base de la Fuerza Aérea, el circuito se inauguró en 1969 bajo la dirección de la International Speedway Corporation y rápidamente se convirtió en uno de los recintos más emblemáticos de la NASCAR. Conocido por su pronunciada inclinación de 33 grados y su amplia superficie de carrera, sigue siendo el óvalo más largo del calendario de la Copa NASCAR.

Desde el principio, Talladega dejó su huella con velocidades récord y carreras impredecibles. Richard Brickhouse ganó la primera prueba de la NASCAR Cup Series en 1969 y, desde entonces, el circuito ha sido escenario de innumerables momentos legendarios, desde batallas multitudinarias hasta accidentes múltiples que los aficionados denominan «Big One».

Talladega acoge tradicionalmente dos carreras de la Copa NASCAR cada año. La prueba de primavera se celebra en abril, mientras que la carrera de otoño, la YellaWood 500, forma parte de los playoffs de la NASCAR y, a menudo, desempeña un papel decisivo en el campeonato. El circuito también acoge la NASCAR O'Reilly Auto Parts Series y la ARCA Menards Series, lo que da lugar a fines de semana repletos de acción.

A lo largo de las décadas, Talladega ha sido escenario de algunas de las llegadas más reñidas de la historia de la NASCAR. Entre los ganadores más destacados se encuentran Dale Earnhardt Sr., que consiguió aquí diez victorias en la Copa; Brad Keselowski, con seis victorias; y estrellas más recientes como Ryan Blaney, Ross Chastain y Bubba Wallace. La combinación de carreras con mucho rebufo y resultados impredecibles hace que este circuito sea una de las paradas más esperadas del calendario.

Más allá de la pista, Talladega es igualmente famoso por su cultura de aficionados. El ambiente festivo en el interior del circuito es inigualable y la presentación de los pilotos antes de la carrera es una de las más animadas del deporte. Para muchos aficionados, un viaje a Talladega no es solo para ver una carrera, sino para disfrutar del espectáculo y el ambiente que solo el circuito más grande de la NASCAR puede ofrecer.